Horizontes.
Revista de Investigación en Ciencias de la Educación
https://revistahorizontes.org
Volumen
8 / N° 34 / julio-septiembre 2024
ISSN:
2616-7964
ISSN-L:
2616-7964
pp.
1281 – 1292
Inteligencia emocional y competencias investigativas en los
estudiantes de una universidad privada
Emotional
intelligence and research competencies in students of a private university
Inteligência emocional e competências de pesquisa em alunos de uma
universidade particular
Jacqueline Susana Sayán Brito
jsayanb@ucvvirtual.edu.pe
https://orcid.org/0000-0002-2552-2361
Universidad Cesar Vallejo. Lima, Perú
Escanea en tu dispositivo móvil o revisa este artículo en:
https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v8i34.796
RESUMEN
En la actualidad, los cambios drásticos debido a la pandemia de COVID-19
a nivel mundial y en la educación pueden influir en el manejo emocional del
estudiante y su desempeño. Esta investigación determinó la relación entre la
inteligencia emocional y las competencias investigativas del estudiante
universitario en una universidad privada. Para ello, se efectuó una
investigación descriptiva, de corte transversal y de subtipo correlacional; se
trabajó con una muestra no probabilística conformada por 132 estudiantes. Se
aplicaron dos cuestionarios: el de autoevaluación de habilidades para la
investigación y el cuestionario Trait Meta Mood Scale TMMS-24. Los resultados
mostraron que el 74% de los estudiantes tiene un nivel adecuado de inteligencia
emocional, el 14% tiene un nivel bajo y solo el 12% tiene un nivel alto. Con
respecto a las competencias investigativas, la mayoría presentó un nivel
excelente (62%), un 38% mostró un nivel medio y ninguno presentó un nivel
inadecuado. Se encontró una correlación lineal de baja intensidad entre la
inteligencia emocional y las competencias investigativas en los estudiantes (Rho
de Spearman = 0.316, p < 0.01). Se concluye que existe una relación entre la
inteligencia emocional y las competencias investigativas.
Palabras
clave: Inteligencia emocional; Competencias
investigativas; Estudiantes universitarios; COVID-19
ABSTRACT
Currently, drastic
changes due to the COVID-19 pandemic worldwide and in education may influence
student emotional management and performance. This research determined the
relationship between emotional intelligence and research competencies of
undergraduate students in a private university. For this purpose, a
descriptive, cross-sectional and correlational subtype research was carried
out; a non-probabilistic sample of 132 students was used. Two questionnaires
were applied: the research skills self-assessment questionnaire and the Trait
Meta Mood Scale TMMS-24 questionnaire. The results showed that 74% of the
students have an adequate level of emotional intelligence, 14% have a low level
and only 12% have a high level. With respect to investigative competencies, the
majority presented an excellent level (62%), 38% showed an average level and
none presented an inadequate level. A low intensity linear correlation was
found between emotional intelligence and research competencies in students
(Spearman's Rho = 0.316, p < 0.01). It is concluded that there is a
relationship between emotional intelligence and research competencies.
Key
words: Emotional intelligence; Research
competencies; University students; COVID-19
RESUMO
Atualmente, mudanças drásticas devido à pandemia da COVID-19 no mundo e
na educação podem influenciar o gerenciamento emocional e o desempenho dos
alunos. Esta pesquisa determinou a relação entre a inteligência emocional e as
competências de pesquisa de alunos de graduação em uma universidade privada.
Para isso, foi realizada uma pesquisa descritiva, transversal e de subtipo
correlacional com uma amostra não probabilística de 132 alunos. Foram aplicados
dois questionários: o questionário de autoavaliação de habilidades de pesquisa
e a Trait Meta Mood Scale TMMS-24. Os resultados mostraram que 74% dos alunos
têm um nível adequado de inteligência emocional, 14% têm um nível baixo e
apenas 12% têm um nível alto. Com relação às competências de pesquisa, a
maioria apresentou um nível excelente (62%), 38% apresentaram um nível médio e
nenhum apresentou um nível inadequado. Foi encontrada uma correlação linear de
baixa intensidade entre a inteligência emocional e as competências de pesquisa
dos alunos (Spearman's Rho = 0,316, p < 0,01). Conclui-se que há uma relação
entre a inteligência emocional e as competências de pesquisa.
Palavras-chave: Inteligência emocional; Competências de pesquisa;
Estudantes universitários; COVID-19
INTRODUCCIÓN
En el año 2020, se presentó una pandemia causada por el virus
COVID-19 según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021), que perjudicó a
la población en varios aspectos: social, económico, salud y educativo (Millán
et al., 2020). Gonzales (2022) indicó que la pandemia repercutió en tres
campos: 1) la salud, debido a los contagios y muertes; 2) el socioeconómico,
por la clausura de empresas, pérdida de empleo e incremento de la pobreza; y 3)
la educación, perjudicando a estudiantes en todos los niveles. La pandemia
también ha causado o incrementado los trastornos de ansiedad y depresión, sobre
todo en los más jóvenes, quienes tuvieron que adecuarse a la modalidad virtual
debido al cierre de sus casas de estudio, perdiendo la oportunidad de
relacionarse con sus compañeros y presentando problemas en su afectividad y comportamiento
(OMS, 2022).
En Latinoamérica, Molano et al., (2022) encontraron que,
además de la carga académica que debe enfrentar el estudiante universitario en
Colombia, también están los problemas familiares. Gonzales (2020), en México,
señaló que el estrés académico provoca ansiedad, desmotivación y afecta el
rendimiento académico de estudiantes universitarios que presentan dificultades
familiares, especialmente en aquellos de escasos recursos económicos. En Chile,
Ardiles et al., (2020) destacaron la importancia de desarrollar la inteligencia
emocional (IE) para el control del estrés y la sobrecarga académica que forman
parte de la vida universitaria.
En Perú, diversos estudios destacan que durante el estado de
emergencia de la COVID-19, los estudiantes universitarios presentaron niveles
de estrés académico, provocados por la competitividad para alcanzar mejores
notas, la falta de recursos tecnológicos, la adecuación a las plataformas, el
nuevo sistema de evaluación y el desempeño del docente, el cual también se vio
afectado por la situación de emergencia (Esteves et al., 2022; Luque et al.,
2022). Cassaretto et al., (2021) refirieron que el 83% de los estudiantes
experimentaron estrés académico, con niveles medio y medio alto predominantes.
Vallejos (2022) encontró que el nivel de IE en los estudiantes es importante
para afrontar el estrés y no afectar su rendimiento académico ni profesional;
el 28% de los alumnos presentó un nivel promedio de IE y el 10.7%, un nivel
alto.
En la actualidad, se necesitan profesionales con formación
integral que puedan actualizarse constantemente y estén preparados para los
diferentes cambios y avances tecnológicos; para ello, es necesario la formación
de competencias investigativas (CI) durante la vida universitaria (García y
Aznar, 2019). Las CI son indispensables, desarrollando en el estudiante
cualidades como la responsabilidad y la autonomía, lo que facilita el éxito
personal y profesional (Chávez et al., 2022). Los cambios drásticos debido a la
pandemia de COVID-19 pueden influir en el manejo emocional del estudiante y su desempeño.
En tal sentido, se planteó el objetivo de determinar la relación entre la
inteligencia emocional y las CI del estudiante universitario en una universidad
privada.
En tanto que, Ayala et al., (2021) determinan que los
estudiantes con niveles inadecuados de claridad y reparación emocional tienen
mayores porcentajes de depresión y ansiedad, mientras que los estudiantes con
adecuada atención, claridad y reparación emocional manejan mejor sus emociones.
En Chile, Navarro et al., (2022) señalan que los puntajes de IE en las
diferentes escuelas evaluadas se encuentran dentro del nivel medio o adecuado,
pero en el límite con el nivel bajo. Álvarez et al., (2022) evaluan las CI en
estudiantes de la Escuela de Medicina, obteniendo un nivel medianamente adecuado
y adecuado. Vera et al., (2021) encontraron que las habilidades investigativas
mejoran del tercer al quinto año de la carrera. En Argentina, Tisocco et al.,
(2019) encontraron relaciones bajas entre algunas dimensiones de la IE y el
rendimiento académico, además de que las mujeres reportaron mayor frecuencia
sintomática en comparación con los varones.
En Perú, Oseda et al., (2021) establece que los alumnos de
Ingeniería tuvieron un buen nivel de habilidades investigativas. Rueda et al.,
(2022) destacan que la mayoría de los estudiantes presentaron un nivel bajo de
CI. Cadillo (2022) señala que la mayoría de los alumnos obtuvieron un nivel
excelente de habilidades de investigación. Olivares y Gamarra (2020)
demostraron que un alto nivel de IE en docentes y estudiantes mejora el
rendimiento académico y laboral. Aguirre (2020) indica que existe una
asociación entre las competencias emocionales e investigativas de los
universitarios.
La teoría general relacionada con las CI se basa en la teoría
histórico-cultural de Lev Vygotsky (1983), en la cual la formación de
competencias parte de la motivación externa o social (área interpsicológica) y
se internaliza (área intrapsicológica). Resalta el papel de los mediadores,
como el docente y los compañeros de clase, facilitando el aprendizaje y la
aplicación de nuevos conocimientos (Tamayo y Fat, 2009).
Para Canaca (2011), Morales (2016), Inciarte et al., (2017) y
Fuster (2019) concuerdan en que las CI se basan en el desarrollo del
pensamiento crítico y la aplicación de habilidades y actitudes personales,
comunicativas y emocionales para buscar nuevas soluciones a los problemas del
entorno educativo y profesional. Guamán et al., (2020) y Espinoza (2016)
consideraron que las CI son esenciales para la formación del futuro profesional
y su progreso personal, implicando conocimientos vigentes para el diseño de
proyectos de investigación. Quijano (2020), Pedraza (2018) y Estrada (2014)
coincidieron en que las CI presentan dimensiones cognitivas, actitudinales y
procedimentales. Campos et al., (2013) resaltaron cinco habilidades esenciales
del investigador: cognitivas, gestión de la investigación, tecnológicas,
metodológicas y trabajo en equipo.
La teoría general relacionada con la IE se basa en los
autores John Mayer y Peter Salovey, quienes en 1990 crearon el concepto de IE,
basado en las inteligencias intrapersonal e interpersonal propuestas por
Gardner (1993). En 1997, propusieron que la IE comprende habilidades para
identificar, gestionar y regular las emociones, cruciales para el desempeño
emocional y académico. Fernández y Extremera (2005) describieron cuatro campos
de la IE: percibir emociones, usar las emociones para facilitar el pensamiento,
comprender emociones y controlar emociones.
La IE se define como capacidades con un componente genético
que se pueden transformar para identificar y controlar las emociones propias,
aprovechar la relación entre motivación y emoción para alcanzar metas y
relacionarse armoniosamente con los demás (Bueno, 2019; Valenzuela et al.,
2021; Guevara, 2011).
Investigaciones sobre IE incluyen a Bisquerra y Pérez (2007),
quienes propusieron cinco componentes: conciencia, regulación, autonomía y
competencia social. Extremera et al., (2016) señalaron tres habilidades
emocionales del docente: relaciones positivas, manejo efectivo en el aula y
educación emocional efectiva. Mayer y Salovey (como se citó en Perdomo et al.,
2011) resaltaron la habilidad para gestionar y utilizar la información
emocional. Evaluaron tres campos de la IE: atención o percepción emocional,
claridad o comprensión emocional, y reparación o regulación emocional (Ardiles
et al., 2020; Perdomo et al., 2011).
La investigación es un proceso de socialización académica que
implica el área emocional y el desarrollo de relaciones afectivas dentro del
equipo de trabajo, influyendo en la realización del producto final. Un
investigador con habilidades emocionales consolidadas podrá resolver
situaciones problemáticas sin afectar su productividad (Fragoso, 2018; Fonseca
de Rocca y Prieto de Alizo, 2010).
MÉTODO
Se
realizó un estudio bajo el paradigma positivista dentro del enfoque
cuantitativo y de diseño no experimental. El nivel de investigación fue
descriptivo, de corte transversal y subtipo correlacional. La técnica de
recolección de datos fue la encuesta, y los dos instrumentos empleados fueron
el cuestionario de autoevaluación de habilidades para la investigación,
elaborado y validado por Cadillo (2022), y el cuestionario Trait Meta Mood
Scale TMMS-24, adaptado y validado por Fernández et al., (2004). Debido a las
medidas sanitarias del país, los cuestionarios se aplicaron mediante Google
Forms.
El
instrumento utilizado para valorar las competencias investigativas (CI) fue un
cuestionario que constaba de 16 ítems y cuatro áreas: problematización (5
ítems), teorización (5 ítems), comprobación (3 ítems) y comunicación (3 ítems).
Cada ítem tenía cinco niveles de respuesta: nunca, casi nunca, a veces, casi
siempre y siempre. El área de problematización incluía la capacidad para
plantear un problema a partir de la realidad circundante; en el área de
teorización, se evaluaba la búsqueda de información para encontrar argumentos y
sustentar la investigación; el área de comprobación se centraba en la
metodología aplicada para medir las variables y probar las hipótesis; y el área
de comunicación se enfocaba en la habilidad de redacción científica.
El
instrumento para evaluar la inteligencia emocional (IE) se basó en el
autoinforme TMMS de 48 ítems, planteado por Salovey et al., (1995) y adaptado
al español y validado en 2004 en una población española por Fernández,
Extremera y Ramos, compuesto por 24 ítems (Zuñiga et al., 2019). Este
instrumento, conocido como TMMS-24, ha sido validado en diferentes poblaciones
de Latinoamérica, tales como Argentina, Ecuador, México, Chile y España (Górriz
et al., 2021; González, 2020; Taramuel y Zapata, 2017; Zuñiga et al., 2019;
Espinoza et al., 2015; Cabañate et al., 2020). El TMMS-24 se compone de tres
dimensiones de la IE: atención emocional, claridad de sentimientos y reparación
emocional, con 8 ítems cada una. Cada ítem tenía cinco opciones de respuesta:
nada de acuerdo, algo de acuerdo, bastante de acuerdo, muy de acuerdo y
totalmente de acuerdo.
La
población estuvo compuesta por estudiantes de una universidad privada de Lima
Metropolitana; la muestra estuvo conformada por 132 estudiantes. Para el
análisis de datos, se utilizó el paquete estadístico SPSS, versión 27. En la
estadística descriptiva, se empleó la distribución de frecuencias para las
dimensiones de ambas variables. En la estadística inferencial, dado que los
datos eran mayores a 30 sujetos en la muestra de estudio, se procedió a evaluar
la normalidad con la prueba Kolmogórov-Smirnov. Los resultados de la prueba de
normalidad no fueron significativos (p=.403 y p=.0376), por lo que se procedió
a implementar la prueba de correlación de Rho de Spearman.
RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
En la Tabla 1, se destaca una mayor frecuencia en el nivel alto en la
dimensión atención, siendo el 55% de los 132 estudiantes. En la dimensión
claridad también presentaron una mayor frecuencia en el nivel alto con 49%. El
nivel en segundo lugar más frecuente fue el nivel adecuado, encontrándose un
34% en la dimensión atención, un 39% en la dimensión claridad y un 21% en la
dimensión reparación. De las tres dimensiones, la dimensión de reparación fue
la que se encontró con mayor porcentaje de nivel bajo (80%). Por último, en
cuanto a nivel de IE se tuvo un mayor porcentaje (74%) en el nivel adecuado,
14% en el nivel bajo y solo un 12% en el nivel alto de la totalidad de los
participantes.
Tabla 1. Niveles y frecuencia de la
variable inteligencia emocional y sus dimensiones.
Niveles |
Inteligencia Emocional |
Atención |
Claridad |
Reparación |
||||
|
F % |
F % |
F % |
F % |
||||
Alto |
16 |
12% |
73 |
55% |
64 |
49% |
0 |
0% |
Adecuado |
98 |
74% |
45 |
34% |
52 |
39% |
27 |
21% |
Bajo |
18 |
14% |
14 |
11% |
16 |
12% |
105 |
80% |
Total |
132 |
100% |
132 |
100.00% |
132 |
100% |
132 |
100% |
De acuerdo con la Tabla 2, se observa en
los resultados de la variable CI, encontrándose que el nivel excelente destacó
en las dimensiones teorización (75%) y problematización (51%). En las
anteriores dimensiones como segundo nivel con mayores casos fue el nivel
adecuado encontrándose en la dimensión problematización un 49%, teorización un 25%,
comprobación un 33% y comunicación un 50 %. Sin embargo, en las dimensiones
comprobación y comunicación destacó el nivel inadecuado con un porcentaje de
67% y 50% respectivamente. Con respecto al nivel CI los
estudiantes presentaron en su mayoría un nivel excelente (62%), nivel medio
(38%) y ninguno presentó nivel inadecuado.
Tabla 2. Niveles y frecuencia de la
variable competencias investigativas y sus dimensiones.
Niveles |
Competencias investigativas |
Problematización |
Teorización |
Comprobación |
Comunicación |
|||||
|
F % |
F % |
F % |
F % |
F % |
|||||
Excelente |
82 |
62% |
67 |
51% |
99 |
75% |
0 |
0% |
0 |
0% |
Medio |
50 |
38% |
65 |
49% |
33 |
25% |
43 |
33% |
66 |
50% |
Inadecuado |
0 |
0% |
0 |
0% |
0 |
0% |
89 |
67% |
66 |
50% |
Total |
132 |
100% |
132 |
100.00% |
132 |
100% |
132 |
100% |
132 |
100% |
La muestra estuvo
conformada por 79,5% (105) del sexo femenino y del masculino solo 20,5 % (27);
el rango de edades fue de 18 a 28 años (21.92). De acuerdo con la Tabla 3, el
nivel que destaca en primer lugar es el adecuado tanto en varones (77,8%) como
mujeres (73,3%), el segundo nivel que destaca es el nivel bajo con un 12,4% en
el sexo femenino y un 18,5% en el sexo masculino.
Tabla
3. Niveles y
frecuencia de la variable inteligencia emocional según el sexo.
Niveles |
Femenino |
Masculino |
Total |
||
Sexo |
F % |
F % |
F % |
||
Alto |
15 |
14.3 |
1 |
3.7 |
16 12 |
Adecuado |
77 |
73.3 |
21 |
77.8 |
98 74 |
Bajo |
13 |
12.4 |
5 |
18.5 |
18 14 |
Total |
105 |
100.0 |
27 |
100.0 |
132 100 |
De acuerdo con la Tabla 4, con respecto a las CI según sexo, se observó
que el 63,8% de las mujeres obtuvieron un nivel excelente; mientras que los
estudiantes varones mostraron un nivel excelente en un 55,6% y el 44,4% mostró
un nivel medio de CI. Ninguna mujer y ningún hombre presentaron competencias
investigativas inadecuadas.
Tabla
4. Niveles y
frecuencia de la variable competencias investigativas según sexo.
Niveles |
Femenino |
Masculino |
Total |
||
Sexo |
F % |
F % |
F % |
||
Excelente |
67 |
63.8 |
15 |
55.6 |
82 62 |
Medio |
38 |
36.2 |
12 |
44.4 |
50 38 |
Inadecuado |
0 |
0 |
0 |
0 |
0 0 |
Total |
105 |
100 |
27 |
100 |
132 100 |
Análisis inferencial
De acuerdo con la Tabla 5, se
halló significancias estadísticas en las asociaciones entre la variable IE y la
variable CI. Los índices de la prueba de Spearman fueron directos,
encontrándose una correlación lineal de baja intensidad entre las dimensiones
atención (Rho=0,272) y reparación (Rho= 0,241). No se encontró relación de la
dimensión claridad con las CI de los estudiantes debido a que el nivel de
significancia resultó p= 0.096.
Tabla 5. Correlación entre la inteligencia
emocional y las competencias investigativas.
|
|
|
Competencias
investigativas |
|
|
Coeficiente de correlación |
.316** |
|
Inteligencia emocional |
Sig. (bilateral) |
.001 |
|
|
N |
132 |
|
|
Coeficiente de correlación |
.272** |
Rho de Spearman |
Atención |
Sig. (bilateral) |
.002 |
|
|
N |
132 |
|
|
Coeficiente de correlación |
.145 |
|
Claridad |
Sig. (bilateral) |
.096 |
|
|
N |
132 |
|
|
Coeficiente de correlación |
.241** |
|
Reparación |
Sig. (bilateral) |
.005 |
|
|
N |
132 |
Nota: **. La correlación es significativa en el nivel 0,01 (bilateral).
Discusión
En el estudio realizado por Navarro et al., (2022) en Chile,
se determinó que los estudiantes de una facultad de salud tenían niveles
adecuados de IE en promedio, aunque cercanos al límite bajo. La dimensión de
reparación obtuvo el mayor porcentaje en su estudio. En contraste, en nuestra
investigación, el 74% presentó un nivel adecuado de IE y solo un 14% un nivel
bajo. Sin embargo, la dimensión de reparación alcanzó un 80% de nivel bajo, lo
que indicó que los estudiantes no presentaron control sobre sus sentimientos
negativos ni mantuvieron estados emocionales positivos (Ardiles et al., 2020;
Perdomo et al., 2011). Esta situación es preocupante y resalta la importancia
de realizar diagnósticos en el primer semestre de estudio para poder aplicar
actividades que fortalezcan la capacidad de afrontar las exigencias académicas
y personales (Navarro et al., 2022). Tanto Puertas et al., (2020) como Olivares
y Gamarra (2020) coincidieron en lo beneficioso de desarrollar un nivel
adecuado de IE a través de programas que permitan al estudiante formar
habilidades emocionales y sociales, mejorando así su rendimiento académico y
desempeño personal.
Al comparar los resultados obtenidos según sexo, los
porcentajes de nivel adecuado de IE fueron similares: 73,3% en las mujeres y
77,8% en los varones. Navarro et al., (2022) encontraron que los varones
obtuvieron puntuaciones más altas que las mujeres, pero Tisocco et al., (2019),
al igual que en este estudio, no hallaron diferencias significativas en IE
según sexo.
En el presente estudio, se encontró un nivel excelente de CI
en el 62% de los participantes y un nivel medio en el 38%, lo cual coincidió
con el estudio realizado en Cuba por Vera et al., (2021), cuyos resultados de
autoevaluación fueron adecuados en su mayoría. Álvarez et al., (2022) en
Ecuador también obtuvieron resultados similares y sugirieron el diseño de
proyectos de investigación durante la ejecución del programa de estudios. Oseda
et al., (2021) realizaron su estudio en la Universidad Nacional de Cañete,
provincia de Lima, y encontraron que las habilidades investigativas fueron
buenas, recomendando que estas sean desarrolladas de forma transversal en cada
una de las asignaturas del plan de estudios. En contraste, Rueda et al., (2022)
determinaron un nivel bajo de habilidades investigativas en los estudiantes de
la Universidad Nacional de Educación en Lima, recomendando impulsar la
formación de estas habilidades para promover el pensamiento crítico y el
autoaprendizaje, aplicables tanto en la universidad como en la práctica
profesional.
Con respecto a las dimensiones de las CI, Cadillo (2022)
encontró los siguientes resultados: habilidades para problematizar (56,9%),
capacidad para teorizar (66,1%), comprobación (71,6%) y comunicación de
hallazgos (59,6%), con niveles excelentes en la mayoría de los estudiantes. En
comparación, en nuestro estudio, la dimensión de problematización (51%) y
teorización (75%) obtuvieron en su mayoría niveles excelentes, pero se
determinaron niveles inadecuados en las dimensiones de comprobación (67%) y
comunicación (50%), mostrando una deficiencia en la selección de métodos de
investigación y redacción de documentos académicos según la revista
seleccionada.
En esta investigación, la relación entre IE y CI fue
significativa, pero con un nivel bajo (Rho = 0.316). En el estudio realizado
por Aguirre (2020) en estudiantes de la Universidad Nacional Federico
Villarreal, se encontró una relación significativa, positiva moderada y fuerte,
determinada por el Rho de Spearman = 0.868. Sin embargo, la muestra de Aguirre
fue de mayor tamaño (280 estudiantes) en comparación con este estudio (132
estudiantes). Por lo anterior, se recomendó agregar cursos para el desarrollo de
habilidades emocionales y talleres de investigación dentro del programa de
estudios para asegurar una formación integral del futuro profesional. Además,
se sugirió que los docentes se capaciten sobre IE para luego aplicar
estrategias en actividades didácticas con sus estudiantes e impulsar proyectos
como los semilleros.
CONCLUSIONES
El alcance de esta investigación fue
identificar una correlación de baja intensidad entre la IE y las CI en
estudiantes de una universidad privada de Lima. Varios factores pueden influir
en la formación de las CI, como el desarrollo cognitivo, las habilidades
sociales, el desempeño del docente investigador y el programa universitario,
entre otros. Los estudiantes con niveles adecuados o altos de IE tienen mayores
probabilidades de alcanzar sus metas académicas y profesionales al contar con
herramientas para manejar el estrés y regular sus emociones.
Actualmente, las universidades deben
cumplir con estándares de calidad que incluyen la producción científica. Para
lograrlo, es fundamental crear una cultura de investigación que involucre a
toda la comunidad educativa, capacite y actualice a los docentes, invierta en
infraestructura e integre la investigación a lo largo del programa de estudios,
promoviendo así la investigación formativa. Estrategias como los semilleros de
investigación o grupos de investigación a largo plazo pueden ser clave en este
proceso. Las CI son fundamentales para la formación integral del estudiante y
del futuro profesional, proporcionándoles las herramientas necesarias para
resolver problemas y transformar vidas.
CONFLICTO DE
INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses
para la publicación del presente artículo científico.
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