Horizontes. Revista de Investigación en Ciencias de la Educación

https://doi.org/10.33996/revistahorizontes.v6i23.373

Abril-junio 2022

Volumen 6 / No. 23

ISSN: 2616-7964

ISSN-L: 2616-7964

pp. 733 – 743

 

 

Capacidad de producción de ensayos argumentativos: una competencia para la formación de jóvenes científico-investigadores

 

Argumentative essay writing skills: a competence for the training of young scientists and researchers

 

A capacidade de produzir ensaios argumentativos: uma competência para a formação de jovens investigadores-científicos

 

 

Marcela María Palencia Romero

marcela.palencia@unmsm.edu.pe

https://orcid.org/0000-0002-8132-4706

Unidad de Posgrado, Facultad de Educación, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sincelejo, Colombia

 

Artículo recibido el 26 de diciembre 2021, Aceptado el 21 de enero 2022, Publicado el 30 de junio 2022

 

 

RESUMEN

La capacidad de producción de ensayos argumentativos encierra las habilidades de un estudiante para construir un texto con un punto de vista fundamentado y bien escrito. Es la base para escribir tesis y artículos que permitirán su inserción en el mundo científico. Resulta imperativo conocer las dificultades con relación a la producción de ensayos argumentativos, determinando cómo fortalecerlas para realizar mejores procesos de redacción universitaria. Se pretende demostrar que la escritura es el medio para elevar el nivel de producción científica, quien más escribe tiene más posibilidades de difundir su conocimiento. La metodología estuvo basada en una revisión bibliográfica a inicios del año 2021, analizando 179 artículos asociados de las bases de datos de Scopus, Redalyc y Scielo. Como resultado general todo estudiante debe manejar las competencias relacionadas con la producción de ensayos argumentativos ya que esta le permite convertirse en un profesional investigativo, líder, proactivo y con conocimiento científico.

 

Palabras clave: Ensayos argumentativos; Escritura académica; Mundo laboral; Conocimiento científico; Investigación

 

ABSTRACT

The ability to produce argumentative essays encompasses the skills of a student to construct a text with a well-founded and well-written point of view. It is the basis for writing theses and articles that will allow their insertion in the scientific world. It is imperative to know the difficulties related to the production of argumentative essays, determining how to strengthen them to perform better processes of university writing. It is intended to demonstrate that writing is the means to raise the level of scientific production; those who write more are more likely to disseminate their knowledge. The methodology was based on a bibliographic review at the beginning of the year 2021, analyzing 179 associated articles from the Scopus, Redalyc and Scielo databases. As a general result, all students should manage the competencies related to the production of argumentative essays, since this allows them to become a research professional, leader, proactive and with scientific knowledge.

 

Key words: Argumentative essays; Academic writing; Working world; Scientific knowledge; Research

 

RESUMO

A capacidade de produzir ensaios argumentativos encapsula as habilidades de um estudante para construir um texto com um ponto de vista bem fundamentado e bem escrito. É a base para escrever teses e artigos que permitirão sua inserção no mundo científico. É imperativo conhecer as dificuldades em relação à produção de ensaios argumentativos, determinando como fortalecê-los a fim de realizar melhores processos de redação universitária. O objetivo é demonstrar que a escrita é o meio de elevar o nível da produção científica e que aqueles que escrevem mais são mais propensos a disseminar seus conhecimentos. A metodologia foi baseada em uma revisão bibliográfica no início do ano 2021, analisando 179 artigos associados das bases de dados Scopus, Redalyc e Scielo. Como resultado geral, todos os estudantes devem gerenciar as competências relacionadas à produção de ensaios argumentativos, pois isto lhes permite tornar-se um profissional pesquisador, líder, pró-ativo e cientificamente conhecedor.

 

Palavras-chave: Ensaios argumentativos; Escrita acadêmica; Mundo do trabalho; Conhecimento científico; Pesquisa

 

INTRODUCCIÓN

Escribir es el acto cognitivo más complejo que existe porque involucra pensamiento, lenguaje e interpretación de la realidad, así mismo, la argumentación es una habilidad que exige un ejercicio profundo del pensamiento. En este orden de ideas, se asume como un elemento de gran importancia la capacidad de producción de textos argumentativos, entiéndase por texto argumentativo una de las formas discursivas más complejas, no solo en su abordaje teórico, sino también en su dominio por parte de los estudiantes en los diferentes niveles (Vallejos-Carrasco et al., 2021).

Tal como sucede con otras tipologías textuales, el texto argumentativo se materializa en géneros discursivos: artículos de opinión, artículos de crítica en la prensa, debates y ensayos (Zambrano- Valencia, 2012). El ensayo, texto que nos enfoca, se convierte en una solicitud frecuente de los docentes, una tarea habitual de los estudiantes, dinamiza la actividad cognitiva de los estudiantes para que vivencien el desarrollo de capacidades y habilidades investigativas, en la perspectiva de que sean capaces de reconocer, explicar, comprender o transformar los problemas de su realidad social o natural (Pacherres-Valladares, 2021).

 

En la educación media, los estudiantes tienen un acercamiento al ensayo por lo menos desde tres vías. En primer lugar, cuando en alguna asignatura ya sea de lenguaje, historia, ciencias o de otra área curricular los alumnos deben redactar un ensayo como una actividad o instrumento de evaluación donde sean capaces de evidenciar determinados aprendizajes. En segundo lugar, cuando se trabaja el discurso argumentativo, por ejemplo, al leer, analizar y producirlo como una secuencia textual argumentativa (tesis, argumentos, conclusión) y, en tercer lugar, la lectura de ensayos como parte del canon literario, donde se valora su conformación estética y cultural, para luego producir estos textos con intención literaria. De estos horizontes, se rescata el sentido del ensayo como texto argumentativo, ya que, siguiendo la estrategia estructural para producir textos, brinda las claves necesarias para que sea elaborado. Por lo tanto, es un texto que se aborda pedagógicamente en el aula, según las orientaciones curriculares y los énfasis que el docente opte otorgarles (Pastene-Labrín et al., 2016).

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto y la ineludible necesidad que la población estudiantil desarrolle habilidades escritoras, surge el siguiente interrogante ¿cuál es el nivel de producción de textos de los estudiantes educación secundaria y universitaria?

 

Un factor que preocupa desde hace muchos años a docentes e investigadores es la escritura académica. Cada vez más voces señalan que los estudiantes universitarios tienen dificultades para producir los textos que los docentes les solicitan (Romero-González y Álvarez-Álvarez, 2020). Según Ñañez-Silva y Lucas-Valdez (2017) los estudiantes avanzan al nivel superior sin las competencias de escritura requeridas que les permitan continuar con su formación, en otras palabras, la mayoría de estudiantes que llegan a la universidad, en mayor o menor grado, no han logrado aprender los fundamentos básicos de la redacción académica. Es una situación problemática que aqueja a la población juvenil en edades entre los 14 y 21 años. Según Boillos-Pereira y Bereziartua-Etxeberria (2020) algunos estudiantes arrastran carencias de etapas educativas anteriores. Ñañez-Silva y Lucas-Valdez (2017) afirman que existe una gran brecha entre el nivel de redacción del egresado de educación básica regular con el ideal de los ingresantes universitarios.

 

¿Cuáles son las principales dificultades de la población con respecto a esta situación? se puede afirmar, que la producción escrita es más difícil que la compresión lectora (Da Cunha y Montané, 2019). Muchos escritores carecen de conocimientos previos sobre los recursos escriturales mínimos necesarios para elaborar escritos académicos (Rodríguez- Hernández y García-Valero, 2015). Rey-Castillo y Gómez-Zermeño (2021) develan que las dificultades más comunes a las que se enfrentan los estudiantes universitarios radican en la construcción interna de los párrafos; por desequilibrio en su extensión, por la poca delimitación entre oraciones y por dificultades en signos de puntuación que no permiten establecer claramente el final de una oración y el inicio de otra. Ñañez-Silva y Lucas-Valdez (2017) manifiestan que la carencia de un repertorio terminológico es lo que limita al estudiante universitario poder expresar a través de sus redacciones, sus ideas. Rodríguez- Hernández y García-Valero (2015) sitúan las deficiencias de escritura en tres momentos: antes, durante y después de la escritura. De igual forma, se atribuyen dificultades en el uso de signos de puntuación, uso de deícticos catafóricos y anafóricos, uso de conectores y marcadores textuales (Rey- Castillo y Gómez-Zermeño, 2021).

 

¿Cómo es posible subsanar estas dificultades? dominar la producción de diversos tipos de textos se convierte en una herramienta estratégica para el aprendizaje (Pastene-Labrín, 2021) y a su vez, integra un eje fundamental de todas las asignaturas que conforman los planes de estudio de las diferentes carreras profesionales (Ñañez- Silva y Lucas-Valdez, 2017). Escribir un ensayo argumentativo requiere un conjunto de habilidades complejas para así manifestar un punto de vista bien fundamentado, bien escrito y responsable respecto a una idea o tema, misma que motiva la reflexión y la emisión de juicios que comprometen a su autor en la búsqueda, desde su experiencia; lo impulsan a formular preguntas que lo llevan a relacionar sus ideas con las que están disponibles en las fuentes, a encontrar vínculos entre lo que ya sabe y lo que necesita saber, a crear nuevas relaciones entre los datos disponibles, su contexto y propósito.

 

La producción de textos académicos es una actividad que contribuye a la divulgación y validación de los resultados o hallazgos de investigaciones entre una comunidad científica (Rodríguez-Hernández y García-Valero, 2015). El resultado científico es real cuando se da a conocer y se pone al servicio de la ciencia (Ricardo-Zaldívar, 2021). Publicar artículos científicos desde el pregrado permite culminar el proceso de investigación, genera criterio científico y desarrolla el hábito y la cultura investigativa (Castro-Rodríguez, 2019). De igual forma, la publicación científica desde el pregrado constituye una fortaleza por cuanto se observa, que los estudiantes que publican en revistas científicas llegan a tener un mayor número de publicaciones y de mayor impacto, durante su etapa profesional (Corrales-Reyes y Dorta-Contreras, 2019), por esta razón, dentro del plan curricular la competencia del desarrollo científico e investigación debe ser parte del aprendizaje y desarrollo profesional (Castro- Rodríguez, 2019). Todo profesional necesita la redacción y toda carrera exige su adecuado uso (Ñañez-Silva y Lucas-Valdez, 2017).

 

MÉTODO

En la construcción del presente estudio se realizó una revisión bibliográfica detallada, utilizando estrategias de búsqueda exhaustiva y encontrar literatura de carácter académico y científico. El principal criterio de selección fue la identiifcación de palabras clave asociadas al tema de estudio: ensayos argumentativos, escritura académica, argumentación, redacción, dificultades en la producción de textos, investigación univeristaria, artículos científicos, publicacion de artículos. La recopilación de la información se dio durante todo el año 2021, se analizaron 153 artículos con contenido de interés de estudios asociados teniendo como referente la base de datos de Scopus, Redalyc y Scielo con referencias que datan desde el año 2012 hasta 2021, privilegiando los últimos tres años, referencias anteriores a 2011 fueron descartadas con el fin de darle rigor al artículo. Se tomó como rsoporte un artículo de 2004 de Paula Carlino.

 

Se escogieron como soporte 29 artículos, seleccionado a partir de los siguientes criterios: pertinencia de la variable, fiabilidad de la información, validez de los resultados y vigencia. El material recopilado se registró en Mendeley, gestor de referencia, el cual permitió la organización de los documentos, su sitematización y la determinación de la bibliografía. Se desarrolló un trabajo de búsqueda de fuentes confiables que respaldaron el presente artículo de revisión bajo la triangulación, contrastación y comparación de la información.

 

DESARROLLO Y DISCUSIÓN

Una mirada a los ensayos argumentativos: realidades y retos

Una de las tipologías textuales son los textos argumentativos, los cuales tienen como característica principal la persuasión de una idea u opinión, así como la refutación de una contraria. A diferencia de los otros tipos de textos permiten defender una idea y desarrollan el juicio crítico del autor. Dentro de estos se hacen presentes los ensayos. Todo ensayo supone una posición con respecto a una idea o tema, misma que motiva la reflexión y la emisión de juicios que comprometen a su autor en la búsqueda, desde su experiencia; lo impulsan a formular preguntas que lo llevan a relacionar sus ideas con las que están disponibles en las fuentes, a encontrar vínculos entre lo que ya sabe y lo que necesita saber, a crear nuevas relaciones entre los datos disponibles, su contexto y propósito (Angulo-Marcial, 2013). La construcción de un ensayo permite el análisis de un tema, un personaje o un fenómeno desde el punto de vista personal. Se constituye en el texto donde el autor defiende una postura reflexiva, requiere rigor y búsqueda bibliográfica, de allí su articulación con los procesos investigativos.

El ensayo dinamiza la actividad cognitiva de los estudiantes para que vivencien el desarrollo de capacidades y habilidades investigativas, en la perspectiva de que sean capaces de reconocer, explicar, comprender o transformar los problemas de su realidad social o natural (Pacherres-Valladares, 2021). En el ámbito universitario el ensayo es ampliamente utilizado por los docentes, es el texto que más se trabaja para dinamizar el desarrollo de capacidades cognitivas en los estudiantes y, en especial, para promover capacidades crítico-reflexivas y argumentativas; su elaboración favorece positivamente las habilidades de escritura argumentativa.

Producir textos académicos escritos es una de las primeras tareas a las que se enfrenta el a lumnado una vez accede a la universidad (Boillos-Pereira y Bereziartua-Etxeberria, 2020). Es preciso anotar que en el ámbito universitario existe la creencia de que los estudiantes que ingresan no cuentan con las competencias suficientes para enfrentar la escritura de distintos tipos de textos (Vine-Jara, 2020). Carlino (2004) ha identificado cuatro problemáticas que afectan directamente el proceso de escritura de los universitarios y que no están relacionadas con etapas anteriores, se trata de (1) la dificultad para escribir teniendo en cuenta el lector al que se dirige el texto; (2) el desaprovechamiento del potencial epistémico que tiene la escritura (la situación retórica de composición); (3) la tendencia a revisar los aspectos superficiales del texto y no a modificar las ideas, y (4) la postergación del momento del inicio de la escritura.

 

Las dos primeras dificultades están referidas a la audiencia, se debe escribir para el lector de tal forma que se sienta atrapado por el texto, insta a anticipar los rasgos del destinatario y analizar qué se quiere lograr con el escrito, por ello, el proceso de redacción parte de una necesidad, que requiere un propósito y un destinatario visualizado desde el momento que se decide plasmar en escrito las ideas (Ñañez-Silva y Lucas-Valdez, 2017). Otra dificultad es la revisión superficial del texto. Se propende a revisar desde una mirada general, de forma lineal, centrándose en modificar palabras o frases, aspectos locales y poco sustantivos. Los estudiantes encaran la revisión como una prueba de galera, pero no como un instrumento para volver a pensar un tema y aunque revisen sus textos, solo modifican aspectos de superficie omitiendo indicadores importantes que hacen parte del proceso de edición (Carlino, 2004). Por último, la postergación del momento para escribir, la cual puede ser muestra de inseguridad, desconocimiento del tema, pocas perspectivas desde las cuales producir su texto o simplemente desinterés. Todas estas deficiencias y la carencia de espacios donde se pueda reflexionar y apropiarse de habilidades escriturales pueden provocar en los estudiantes universitarios el abandono de la carrera, (Carrera-Calderón et al., 2019), además, la falta de dominio en estas habilidades constituye una de las principales causas de reprobación, retraso y deserción de los estudiantes (Meza et al., 2021).

 

Es imperativo que en los estudios superiores se enseñe a escribir (Vine-Jara, 2020). Se ha insistido repetidamente en la necesidad de enseñar la escritura a los estudiantes universitarios en el contexto de las disciplinas (Romero-González y Álvarez-Álvarez, 2020), principalmente textos de carácter formal como ensayos y todo tipo de informe. Desde el contexto académico, exige un elevado nivel de procesamiento cognitivo, pues el alumno debe ser capaz de autorregular su aprendizaje (Vine- Jara, 2020) Es un reto que el estudiante utilice la escritura de forma consciente y autodirigida hacia objetivos definidos y como el medio perfecto para el desarrollo intelectual. Escribir es la herramienta con la que mostrarán los conocimientos aprendidos y el medio por el que serán evaluados (Boillos- Pereira y Bereziartua-Etxeberria, 2020). El desafío está en aprender a materializar las ideas y alcanzar un mayor nivel de reflexión que conduzca a transformar el conocimiento (Romero-González y Álvarez-Álvarez, 2020). Se debe motivar e invitar a reflexionar al redactor, que al igual que un arquitecto necesita de un plano para plasmar sus ideas, del mismo modo, el redactor requiere de un bosquejo que permita plasmar sus representaciones maravillosas, creativas y originales (Ñañez-Silva y Lucas-Valdez, 2017).

 

Producir un texto académico no es trasladar unas ideas de manera automática, sino poner en marcha diversas estrategias cognitivas que también requieren de formación y entrenamiento (Boillos- Pereira y Bereziartua-Etxeberria, 2020), por lo tanto, no se trata de enfatizar solo en asuntos gramaticales, el proceso requiere enlazarlos con otros elementos (Moreno-Fontalvo, 2020). Es necesario que al redactar puedan seguir la progresión temática, y que al unir sus ideas puedan hilvanarlas con tal propiedad y claridad que los receptores sean capaces de entender y captar la información que quieren transmitir (Ñañez-Silva y Lucas-Valdez, 2017). El reto de cada escritor es mostrar un mensaje claro y conciso, que no dé lugar a ambigüedades e imprecisiones. Se requiere conocer el código escrito, las normas establecidas que dan cuenta de ortografía, sintaxis, coherencia y cohesión, además del empleo de habilidades cognitivas y la interacción sociocultural (Moreno-Fontalvo, 2020).

 

En el ámbito universitario la redacción se ha reafirmado como un hecho esencial para el cumplimiento de objetivos trazados por las diferentes asignaturas, los mismos que perfilan el futuro profesional del estudiante (Ñañez-Silva y Lucas-Valdez, 2017). El propósito es que cada sujeto se desenvuelva de forma efectiva y eficaz en su contexto comunicativo. Esta necesidad de formar a los estudiantes en escritura académica pone el acento en que sean capaces de producir con eficacia el trabajo final de grado con el que culminan su etapa formativa (Romero-González y Álvarez-Álvarez, 2020) y puedan en determinado plazo ser parte de una comunidad que comparta hallazgos y propuestas de investigación.

 

Herramientas metodológicas para la producción de ensayos argumentativos

Para producir distintos géneros discursivos, los estudiantes deben aprender a utilizar el lenguaje (Figueroa et al., 2019). Este aprendizaje no es sencillo, se concentran variados elementos que apuestan por un uso del lenguaje adecuado, óptimo, preciso y eficaz. Durante el proceso escritor se deben conjugar distintas operaciones, tales como planificar ideas, generar textos y revisarlos (Pastene-Labrín, 2021). Expuesto por Ñañez-Silva y Lucas-Valdez (2017) son tres subprocesos (pensar el texto, generar ideas, anticipar quién va a leerlo), transcripción/traducción (primera aproximación al texto definitivo, poner las ideas en el papel) y revisión/edición (perfeccionamiento sucesivo de la primera versión), teniendo claro que las estrategias a utilizar en la redacción se deben establecer desde su planificación, de ahí la importancia del uso de las técnicas de generación de ideas. Una estrategia clásica en este punto es la lluvia de ideas, la cual permite indagar conocimientos previos, desarrollar la creatividad y favorecer la construcción de nuevos conocimientos. Todo proceso parte de la generación de ideas, saber qué se va escribir e incluye una actividad no lineal, por lo que el escritor puede volver sobre sus ideas, evaluarlas o agregar otras (Vine-Jara, 2020).

 

La preparación del manuscrito debe atenderse en cuatro apartados. En primer lugar es necesario definir un plan de escritura, considerando el tiempo y los recursos disponibles; después definir la etapa inicial de preparación, es decir, cómo iniciar el escrito; atender los procedimientos de edición y, por último, llevar a cabo la revisión final (López-Leyva, 2013). Una etapa importante del proceso de redacción es la revisión textual, la cual puede llevarse a cabo en dos niveles: local y global (Rodríguez-Hernández y García-Valero, 2015). En la línea de desmitificar la inspiración y la genialidad asociadas a los textos, se puede decir que un buen texto no se escribe en el primer intento: es el resultado de múltiples intentos y revisiones (Follari, 2017). Esta revisión permite evitar las repeticiones, los errores sintácticos, los errores ortográficos, los cambios de letras, entre otros aspectos que se pasan inadvertidos durante la lectura viciada (Ricardo-Zaldívar, 2021).

 

En todo texto académico se espera el dominio de las categorías gramaticales según el rol que desempeñan en el lugar que ocupan de la oración (género, número, persona, tiempo, aspecto, modo, derivación y composición), la corrección en las relaciones que se establecen entre unidades léxicas para formar sintagmas y la creación de enunciados, oraciones y conjuntos complejos y se exige un uso especializado de la puntuación para que no se desvanezca el propósito comunicativo (Romero-González y Álvarez-Álvarez, 2020). Es esencial que manejen dentro de sus habilidades recursos gramaticales y ortográficos que apoyen y sustenten una gramática adecuada y la garantía de una microestructura que permita entender esa conformación mayor denominada macroestructura (Ñañez-Silva y Lucas-Valdez, 2017). La ortografía tiene una dimensión social en el sentido en que contribuye a perpetuar el lenguaje y, con esto, la efectividad de la comunicación; y una dimensión cultural al distinguir los usos del lenguaje en cada ámbito (Romero-González y Álvarez-Álvarez, 2020).

 

Otro aspecto importante que ayuda a enriquecer el trabajo es el soporte bibliográfico. Para escribir hay que tener ideas claras y estructuradas, por lo tanto, es necesario documentarse para hablar con propiedad de la temática en estudio, en este sentido, la documentación se convierte en uno de los elementos principales en el proceso de escritura (Rey-Castillo y Gómez-Zermeño, 2021). Es importante seleccionar las fuentes adecuadas y aprender a citar antes de empezar a escribir y hacerlo bien desde el principio (Follari, 2017). No se pueden copiar ideas de autores y presentarlas como si fuesen propias, si esto pasa se denomina plagio. En la actualidad, una de las formas más comunes de plagio es a través de parafrasear en forma inadecuada faltando a los principios de la ética científica (López-Leyva, 2013). Hay quienes siguen y basan sus textos en experiencias, luego colocan alguna cita que están relacionada y luego cierran, o más bien saturan de citas que no tienen mucho que ver (Rey-Castillo y Gómez-Zermeño, 2021). Lo ideal sería atender a un criterio de originalidad, aunque escribir seria y honestamente requiere más tiempo y esfuerzo (Follari, 2017). Por lo tanto, la recomendación es que, si se requiere tomar una idea de un autor, lo importante es copiar lo sustancial y citar a determinado autor según el conjunto de normas y reglas para la elaboración y presentación de trabajos académicos.

 

Realidad investigativa

La investigación es un medio para el progreso de la comunidad y soporte para la transferencia social del conocimiento y constituye una función esencial de las universidades (Siso-Calvo et al., 2018). La investigación científica es un factor importante en el desarrollo social y económico de un país, es uno de los principales elementos que inciden en la capacidad para mejorar las condiciones de vida de las sociedades (Barrutia-Barreto et al., 2019). En el contexto universitario actual, la formación en investigación educativa es básica y precaria (Perines, 2020).

 

Para muchzs académicos y estudiantes que realizan actividades de investigación, escribir un artículo y alcanzar su publicación puede representar un reto, ya que en su formación profesional la mayoría no recibe instrucción explícita o apoyo pedagógico sobre cómo escribir un artículo científico (Márquez-Guzmán y Gómez-Zermeño, 2018). La percepción del estudiante es que no recibe la suficiente formación para concretar la publicación de su investigación, o cuando la recibe, esta es insuficiente (Castro-Rodríguez, 2019). Estudios realizados en países latinoamericanos como: Colombia, Perú, Chile y Cuba informan que, a pesar de que los estudiantes están motivados para realizar investigaciones, son pocos los que llegan a presentar sus trabajos en congresos o publicarlos en revistas indexadas (Corrales-Reyes y Dorta-Contreras, 2019). De manera general la producción científica estudiantil es escasa; se reportan frecuencias del 11% en Colombia, 10% en Chile y 10% en Perú (Castro-Rodríguez, 2019). Son diversos los estudios que coinciden con el deficiente nivel de logro en las competencias investigativas de los estudiantes. En Cajicá (Colombia), se evidenció que los estudiantes tienen dificultad en la competencia investigativa; en el planteamiento de preguntas e hipótesis, en la argumentación de resultados; en Venezuela, se determinó que los estudiantes no tienen motivación para investigar, no desarrollan la noción de cómo y dónde hacer investigación; no conocen el método científico, ni la manera adecuada de redactar informes o trabajos sencillos (Pacherres-Valladares, 2021).

El recinto universitario es uno de los lugares predilectos para fomentar y desarrollar la investigación, incluyendo dentro de sus diseños curriculares, contenidos programáticos a fin de que sea la nueva generación la que contribuya con el desarrollo sostenible del país (Barrutia- Barreto et al., 2019). Esto ha posibilitado que exista un fuerte movimiento en la educación superior para aumentar la experiencia de investigación de los estudiantes y contribuir así a una formación investigativa (Perines, 2020). En la actualidad, la difusión del conocimiento científico generado a través de las actividades de investigación es una de las tareas centrales de los profesores-investigadores (Márquez-Guzmán y Gómez-Zermeño, 2018). Gran parte de las opiniones mencionan la importancia de que las universidades realicen acciones concretas, como, por ejemplo, contratar de manera estable a buenos docentes-investigadores y por sobre todo capacitar y actualizar a los académicos en temas de investigación educativa (Perines, 2020).

 

De la redacción a la divulgación

La escritura académica representa la forma de divulgación del saber. Es una práctica habitual entre la comunidad científica (Rodríguez-Hernández y García-Valero, 2015). Mucha de la producción científica se materializa en textos escritos y el escribir se convierte en un compromiso ineludible para el investigador y el científico (Ramírez-Botero, 2019). Si el resultado no se publica, la investigación se considera aún en proceso (Ricardo-Zaldívar, 2021), de hecho, la actividad de investigación solo puede decirse que se convierte en ciencia cuando sus resultados son comunicados y evaluados mediante las publicaciones (Carrasco-Altamirano y Kent-Serna, 2011).

La redacción y publicación de artículos científicos puede clasificarse como una habilidad investigativa (Ricardo-Zaldívar, 2021), lamentablemente, la cultura general que existe es oral pues se leen los artículos científicos y se habla de la importancia de la lectura crítica pero no se escriben ni se les enseña a escribir a los estudiantes de manera general (Corrales-Reyes y Dorta- Contreras, 2019). Es necesario que el investigador adquiera y desarrolle habilidades y destrezas antes de intentar redactar y publicar el resultado de su investigación (Ricardo-Zaldívar, 2021).

 

El intento por integrarse a una comunidad académica a través de la comunicación de propuestas o hallazgos de investigación exige construir textos cohesivos, coherentes, adecuados y originales para difundir sus aportaciones (Rodríguez-Hernández y García-Valero, 2015). Una base es la producción de ensayos argumentativos, para luego producir textos de más carácter científico. Un artículo científico bien estructurado constituye el centro de la tarea académica y, por tanto, eslabona el quehacer de una comunidad científica (López-Leyva, 2013).

 

El paso final de toda investigación consiste en la publicación de sus resultados en una revista (Corrales-Reyes y Dorta-Contreras, 2019). El éxito de la publicación se logra cuando se posee conocimiento de las estructuras convencionales de los documentos científicos, según los estándares previstos para la divulgación científica a nivel mundial (Ricardo-Zaldívar, 2021). El éxito de la publicación depende del objetivo propuesto, el contenido, su antecedente, su importancia, conocer el receptor y las normas de la revista o evento (Ricardo-Zaldívar, 2021).

 

CONCLUSIÓN

En el ámbito universitario la redacción se ha reafirmado como un hecho esencial, en este sentido se considera imperativo que cada estudiante domine los requerimientos básicos de la escritura, los cuales reposarán en la condensación de textos claros, coherentes y estructurados. El texto académico debe cumplir estas condiciones para facilitar su lectura y comprensión, por lo tanto, se plantean actividades asociadas al acto de escribir en sí, marcadas desde la planificación, textualización y la revisión. Esto significa saber qué se va a escribir, escribirlo y reescribirlo.

 

Los estudiantes universitarios son individuos activos y conscientes de su propio proceso de aprendizaje. Se hace necesario que asuman el reto de materializar sus ideas y plasmarlas en un papel. Este proceso se realiza de forma holística; integrando habilidades cognitivas, fundamentos epistémicos, códigos de escritura y aspectos formales de la lengua. Durante la etapa de la educación superior, se propende a la adquisición de competencias para la comprensión y producción de ensayos argumentativos, que al final le permita al estudiantado la construcción final de su trabajo de grado.

 

A través de la escritura también se busca compartir y socializar el conocimiento, es importante multiplicar el número de personas que deseen practicar la investigación científica y expresar a través de líneas un saber adquirido. El texto escrito se constituye en ese instrumento de conocimiento, que contribuye a la divulgación y validación de los resultados o hallazgos de investigaciones entre una comunidad científica, logrando así la divulgación del saber y la posibilidad del conocimiento en masas.

 

REFERENCIAS

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